“Home de pouca estatura, co
chapeu eternamente ladeado, curto de palabra, retraído sen tocar na
misantropía, gran frecuentador de lugares solitarios e retirados e posuidor dun
temperamento artístico delicadísimo e dunha fértil inspiración que se poñía de
manifesto, sobre todo, nas improvisacións que lle gustaba executar ó órgano”.
Pascual
Veiga Iglesias es, sin lugar a duda, uno de los músicos más
representativos de la Galicia del siglo XIX. Su trayectoria se inicia
en la catedral de su Mondoñedo natal, donde estudia con el Maestro
de Capilla José Pachecho y el organista Rafael Tafall. A partir de
1864, con tan solo 22 años, se instala como organista de la coruñesa
Colegiata de Santa María del Campo. A esa edad comienza a
desarrollar la actividad musical que más fama le reportará: impulsa
la actividad orfeonística y funda algunos de los más relevantes
orfeones de Galicia, llegando a ser nombrado vicepresidente de la
Sección de Música de la Sociedad Fraternidad Juvenil, dentro de la
cual dirigirá el que posiblemente sea el primer orfeón en Galicia.
Con el Orfeón Coruñés Número 4, que el propio Veiga funda, alcanzará el primer premio y obtendrá la Medalla de Oro en el concurso celebrado con motivo de la Exposición Universal de París de 1889, interpretando entre otras obras su celebérrima Alborada Gallega. Con esta misma agrupación, en 1890, centrará su actividad en la organización de un certamen musical en A Coruña, para el cual compone el Himno Gallego sobre el poema “Os Pinos” de Eduardo Pondal.
Con motivo de su nombramiento como profesor del Conservatorio Nacional de Música de Madrid, en 1896 se instala en la capital donde finalmente fallece, el 12 de julio de 1906, siendo enormemente homenajeado tanto en España como desde latinoamérica.
Con el Orfeón Coruñés Número 4, que el propio Veiga funda, alcanzará el primer premio y obtendrá la Medalla de Oro en el concurso celebrado con motivo de la Exposición Universal de París de 1889, interpretando entre otras obras su celebérrima Alborada Gallega. Con esta misma agrupación, en 1890, centrará su actividad en la organización de un certamen musical en A Coruña, para el cual compone el Himno Gallego sobre el poema “Os Pinos” de Eduardo Pondal.
Con motivo de su nombramiento como profesor del Conservatorio Nacional de Música de Madrid, en 1896 se instala en la capital donde finalmente fallece, el 12 de julio de 1906, siendo enormemente homenajeado tanto en España como desde latinoamérica.
1.-El subsecretario de Gracia y Justicia, Sr. Montero Villegas, descubriendo la lápida colocada en la casa natal, en Mondoñedo, del gran músico Pascual Veiga. 2.-Los orfeonistas conduciendo las coronas y el féretro con los restos de Pascual Veiga, autor de la Alborada Gallega. La comitiva en la plaza de la Constitución. 3.-El ilustre periodista D. Alfredo Vicenti pronunciando un discurso ante los restos de Pascual Veiga.
Mundo Gráfico, 2-X-1912
Mundo Gráfico, 2-X-1912
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